martes, 16 de febrero de 2010

Carnaval de Barranquilla

Se puede decir que es realmente la fiesta de todo un pueblo del 13 al 16 de febrero de este año. O eso parece Barranquilla, a cada esquina, a cada portal de casa y musica, en estos cuatro dias que dura la rumba grande. Llegamos tardisimo, a eso de las 12 y media de la noche, por la demanda de pasajes entre Cartagena y esta ciudad. Por suerte nuestra amiga Margarita nos habia encontrado hospedaje en la casa de Berta, una Señora que alquila una habitacion en su propia casa, asi que estabamos en casa de familia (Carrera 64 Nº 80 creo).
Solo salimos a comer algo bien tarde y encontramos abierto un lugar donde vendian perros (panchos), asi que nos acostamos temprano porque al otro dia empezaba la fiesta. A eso del mediodia, sofocante de humedad y de pesadez de esta ciudad, pasamos a buscar a Margarita y nos fuimos al Carnaval de la 44. Hay dos carnavales aqui, o corsos, el de la 40 (claramente más ostentoso y turistico, donde estaba Uribe en el palco y sus Ministros) y el de la 44 (mas colombianisimo y barranquillero), y a este ultimo nos fuimos. Nos quedamos viendo pasar las comparsas hasta las 5 de la tarde mas o menos, cuando el cuerpo no queria mas nada de baile y rumba, y nos degustamos una pizza de primavera camino a la casa.
A esta altura debemos confesar que se comienza a sentir todo el trajin del viaje y se siente algo el cansancio, aunque no le hechemos miedo a nada. Nos bañamos y recostamos una hora y otra vez de rumba, esta vez nos fuimos a un lugar llamado "Cantagallo", muy chevere, muy lindo, con Margarita y una amiga suya Maria Teresa, y donde en una parte de la noche se hace karaoke (Matias arrugo de cantar "El dia que me quieras", ya que yo habia convencido a todo el mundo que el tipo era un gran cantante de tangos). El ron nos siguio haciendo bailar hasta las 5, cuando el cuerpo ya pide reposo y la luna rumbera que cerca el Rio Magdalena nos miraba llegar al Barrio del Golf.
Al otro dia nos levantamos a eso del mediodia, cuando los gritos de una vecina nos despertamos. Comimos algo rapido y nos fuimos al Estadio Metropolitano, el famoso estadio del Junior de Barranquilla, donde partidos increibles del Pibe Valderrama, Leonel Alvarez, Freddy Rincon y cia. nos hicieron sentir el calor y la humedad a la Argentina de Basile de entonces. Desde las 5 que comenzo el show no pararon de entrar y salir bandas, y de bailar, entre cervezas aguila, entre algun trago de ron que nos ofrecian algunos cercanos compañeros de platea, entre la maicena que nos tiraban para bendecirnos de carnaval. 5 horas exactas despues, y tras escuchar a Checo Acosta, hizo su arribo el gran Juan Luis Guerra, en show de hora y media mas o menos de exitos del dominicano, de Ojalas que lluevan cafe, de Bachata y Llaves de tu corazon.
Despues la cosa siguio: el Rey de Barranquilla Joe Arroyo, los puertoriqueños Richie Ray y Bobbie Cruz (excelente), Silvestre Dangon, Jorge Celedon. Pero no habia tiempo de mas, cerca de las 2 las horas de salsa dijeron basta y a pesar de seguir el festival nos fuimos a buscar un taxi que nos llevara al centro, ya que el Estadio esta en las afueras (el sur) de la ciudad.
Habria que contar mil cosas mas que nos sucedieron a cada momento, como el delicioso ajiaco que nos preparo el lunes la mama y tocaya de Margarita en su casa, como los desfiles de personajes carnavaleros y disfrazados por las calles desde El Chavo hasta Hugo Chavez, pasando por Manuel Marulanda (Tirofijo) al que me saque una foto y el Pibe Valderrama (que estaba en el Metropolitano en persona). Todo nos parecio increible en esta ciudad. Mas alla de comparsas, de fiesta en si, merece destacarse la rumba que acapara cada rincon de este sitio costeño, cada casa, cada departamento, cada plaza y avenida, en sitios escasos, cuando el volumen de la salsa brava no te deja ni siquiera conversar con la persona de al lado. Tal vez se podria decir que esto es una musica con ciudad, no una ciudad con musica, un autentico "troncon" de mundo por cuatro dias de maicena y muertos de rumba.
La leyenda dice que Joselito se fue de rumba el primer dia de carnaval y el martes, ultimo dia de carnaval, se lo da por muerto y se hace el entierro con sus diez o doce viudas en cada barrio. Pero "no estaba muerto, estaba de parranda". El año siguiente, el muerto resucitara para brincar nuevamente su ron y su rumba, su parranda y su salud por la ciudad. Ojala la podamos sentir algun dia mas de los que quedan por delante, como al barranquillero pueblo. La fiesta en estado puro. La parranda que te hechiza.

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