miércoles, 22 de agosto de 2012

Venecia, San Marino y rumbo sur

Las campanas de las doce despertaron mis suenos. De verdor exhausto del planeta, de sus gentes y techos derrruidos. Por Dorsoduro. De noche y dimension de eden. Por Santa Margherita. Desordenadas ventanas y luces, arremolinan tus cables y callejuelas, en esta idea de presidio, en este otrora mundo medieval. Con tus rojos despintados, tus pasajes y columnas, anima mi musica tus canales musgos, en la Via Della Frescada, en Dorsoduro. Cafe Aurora, Piazza San Marco y postal. Palaccio Ducce, Puente de los Suspiros. Catedral de oro. Dias como meses. Bautizada, en chiste interno y a pesar de sus musas ausentes, o por ellas, como la "Isla siniestra". No lo es, claro. Es hermosa. Es, despues de todo, Venezia.
De su siniestrud (sic) pasamos, luego tres horas de auto, a Bologna, y luego al Mar Adriatico, a Rimini. Mas precisamente a la vecina Ribavella, al querido Hotel Criss, donde la cocinera era una mulatona de Salvador de Bahia y las encargadas unas italianas divinas de simpaticas y viejas. Casi solo para hacer la primera lavada de ropa de este periplo, casi para adentrarnos en los bares de su plaza, Ribavella nos permitio descansar del trajin veneciano y tranquilo. Nos dio, seguramente, poco mas de ruido, poco mas de noche, para prepararnos (sin exagerar) en esta direccion de sur que tomamos.
Tambien otra de las bellas sorpresas (y gratas) de este viaje ha sido la ya querida y microestada, micronesima, microamorosa, San Marino. San Marino nos beso en la boca con su republica constitucional mas vieja del mundo, con su "anciane terra de la libertad". Mundo celeste y blanco, como mi corazon, todo alli es nieve, azulina, colina, tranquilidad, de callejuela y tejado, de prolijidad no italica. Esta tierra es una hermosura cuando sus 61 km2 penetran en la tarde, cuando su casco viejo ve el panorama del Adriatico y Rimini con el orgullo de ser algo ejemplar. Esta tierra, tambien hay que decirlo, ataco nuestro consumo, y nosotros con el a una tienda de ropas por escasos 5 minutos antes de su cierre. Es que este tan propio y mundo diminuto de rocas y alturas tiene excedencia de iva italiano, ademas de euro como moneda oficial (aunque no es parte de la Union Europea), ademas de coaliciones de comunistas y socialdemocratas que las gobiernan desde siempre. Paradojal, como sus calles tenues, como su olor a montana anciana, que penetro en las alturas de su Monte Titano y en nuestras almas.
La noche nos deparo tardeza, la manana nos obligo al madrugar, a tener que devolver nuestro querido Ford en Roma, a la que llegamos tras casi 4 horas de viaje. A Roma costo entrarle, pese al gps, pese a nuestro enamoramiento por ella. Nos perdimos varias veces, pero llegamos a su centro, nuevamente, como los pendulos, surrealistas, de los viajeros, que traen consigo tierras del trecientos uno (301) y modernas urbes antiguas del dos mil doce (2012). Siguio en el auto, como todo el norte italiano, el "Tu Mi Porti Su" de Giorgia, y con el, toda su beleza, todo su dolore.
Volvimos a Termini. Al tren que agita el latido, el camino de venir al sur. Que duren los dias les rezo a los cielos cuando el arranque agita corazones. "Paz por unas horas, rayo del azul. Lejos del mundo, conmigo estoy" escribo en la libretita azul que me acompana, fiel. Voy rumbo a la ciudad nueva, rumbo a la vita de Napoli. 
Devenir del mundo en el vagon. Aprecio moreno, mulato, etrusco. Sentido camino del plan mayor, el del sur y mi recuerdo de pater. La distancia parece inmensa, cuando el vaiven se hace plegaria. El gusto por lo por venir, por vos, por todas las noches de agosto, y los demonios buenos. O mamma, que ha visto a Maradona. O cielo, que llora risas y cantos. Voy en tu encuentro, amalfitana vida, azulada nocturnidad, y ya todo parece mejor. O vita mia, sigue el himno de tu corazon.
Promesa que me hice en Silleda. Promesa de 2001. Vamos a cumplir con la tierra y la hora final. Sanguinis de todo, esperma de fe, voy a tu encuentro con la misma curiosidad desatada, con las tonadas de mi  infancia, y me comienzo a hallar. Barcaza mia, vaiven de mi direccion, devotamente busco tus maravillas, desde el reino metalico de los consumos autodestructivos.
Son las 18.30 hs. y la Bahia de Napoles comienza a saludar. La tarde dormito de a ratos, instantes descompuestos del mundo. El vaiven y la caida del sol, ayuda a mi somnoliencia, a preparar la llegada, a descrifrar sus olores, y pareceres tras la aventura en la Republica de la libertad. Esa que todos queremos, y a veces, en Islas azules como esta de Ischia en la que se relatan los calores y mares, parece alcanzarse, casi tocarse. Tan piu bella.

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