viernes, 11 de febrero de 2011

Riviera Maya

A la mas mexicana de las turísticas de la Riviera Maya (Cancun, Playa del Carmen, Tulum), Estado de Quintana Roo, llegamos muertos de día completo de ruinas y cenotes a eso de las diez de la noche. El bus nos dejo en la terminal, un poco a disgusto de nuestra falta de hoteles. Nos hospedamos en el Hotel Plaza Centro (Calle 8 y casi 20), frente a la plaza no tan céntricas del ayuntamiento municipal, contiguo al Café Andrade (Calle 8 y mismísima esquina 20), el lugar que adoptamos en el desayuno de todos los días.
Playa de inmensidad, de mundo. De peregrinar cosmopolita y rubio de Calle Quinta. De camino en bajada por Calle 12, por la nocturnidad de pasarela y estrellas perfumadas, de bares y ruidos. Hay una Playa de día y otra de tarde. Se escucha cuando escribo "Tiburón" de Ruben Blades, lo que me devuelve a la latina música que se siente poco, ya, por aquí. De olor de chubasco pasajero pero eterno que nos acostumbro después de las 4 de la tarde, impidiendo algunos días los últimos rayos de la tarde y la playa hermoso e innegable del sitio, de transmutación de sonido de trompetas, que caen y hacen comienzo de la noche que empieza y nos lleva al Distrito Federal, mañana.

El ron habanero 7 años, hace que el mundo se vea mas fraterno aquí, y menos divisorio, totalizante, con nuestra impresión de mexico y "otro sitio", de México profundo y este México for export. Más de amor, más de Cuba, a la que recordé cuando fuimos a un sitio ayer que imitaba a la "Bodeguita del Medio", mozo argentino incluido. Cuba, for export, claro, y plagada de yanquis, pero de buenos y baratos mojitos, y eso lo valía.
Hay olor a ciudad y lluvia. Hay una brisa tenue que baja lo ultimo de las nubes negras y la brisa. Ya no quedan días. Y la inmensidad de esta constelación de gentes y mundos nos quiere pasar deprisa, más que nunca. A pesar de lo contrario, ya casi tenemos cuentas regresivas que pagar.
El sonido de distantes idiomas nos roza cerca, para recordar que esto acaso no sea México, sino la proyección de sol, arena y latinidad al mundo. Música cubana, comida argentina (muchas parrillas hay), vestimenta mexicana y centroamericana, hacen un curioso mix de este sitio de servicios. Campeche sin sitios, ciudad sin almas, de rica sabrosidad, no es después de todo un lugar para desdeñar, ni mucho menos. Seria injusto de mi parte. Pero de donde venimos, ese México profundo y de adentro, orgulloso y rustico, no desea tomar partido por esto, pese incluso a que lo toma diariamente. ¿Sera nuestro cansado y final dictamen de viaje en las espaldas lo que tiñe todo el parecer? ¿O es que no se puede pretender lo sublime, siempre, a cada jornada?. No nos conformamos. De cualquier manera, a veces suceden instantes, como el nublado atardecer de martes, pese a las nubes, que precipita súbitamente vistas inalcanzables, recuadros sentidos, magias de acordeon lento y de reggae.
El miércoles alquilamos un auto y nos fuimos a ver las ruinas arqueologicas mayas de Tulum, la fantasía y el Caribe juntos, previo paso por Chemuyil, playa pequeña enclavada en plena selva tropical que nos vistió de mañana y pileta de mar, de azules celestes e iguanas. La mejor playa que encontramos en el viaje la vimos aquí, en Tulum, previo pargo al ajillo, y pese al nublado del cielo. Y a la noche Cancun nos encontró desierta y con lluvia, en temporada bajísima.
Las comidas las encontramos en "La Parrilla", sitio mas mexicano de Calle 5ta y 8va., cercano a nuestro Hotel, en el centro, como por ejemplo los exquisitos pollos charqui (con ron añejo, soya y especies), a los ya tipicos en mi caso pescados del dia a la mantequilla. Ayer la mundialmente famosa disco "Coco Bongo", donde hasta un irani nos acompaño, altamente recomendable pese a la carisima entrada de 50 dolores. Lo garantizo, los vale.
Nos dimos el ultima chapuzon de Caribe y la sal nos quiere dejar impregnada su magestuosidad de azulceleste, cuando escribo estas lineas rápidas en el Aeropuerto de Cancun, a la espera del vuelo al DF por Aeromexico, donde "Toma" de Silvio en el auricular recrea la ultima semana de playa que tomamos, la ultima gira de este viaje que acaba pero es infinito de norte, y sur de amapolas. Se dejan traslucir las conclusos sonidos de guitarra trovera, de "mundo, sueño, viento, mar", que me recuerdan el deber de no volver. Me despedio con su cadencia lenta, cuando la ciudad inmensa me regresa nuevamente.


Toma fecha, toma hora, toma sitio, toma sí.
Toma ubicación para encontrarme aquí.

Toma ojos, toma manos, toma cuerdas, toma voz.
Toma excusa para convertirme en dios.

Toma el mínimo alimento
que te ofrece una canción
aunque solo sea un momento
de emoción.

Toma lo que va naciendo
cuando canto, cuando doy.
Toma y ve como trasciendo
lo que soy;

Toma mundo, toma sueño, toma viento, toma mar.
Toma lo que no se deja gobernar.

Toma beso, toma abrigo, toma amor, toma amistad.
Y convierte en opresión la libertad.

Toma el mínimo alimento
que te ofrece una canción
aunque solo sea un momento
de emoción.

Toma lo que va naciendo
cuando canto, cuando doy.
Toma y ve como trasciendo
lo que soy.

1 comentario:

  1. Riviera Maya es un destino digno de conocer, ofrece encantadores atractivos turísticos y los mejores servicios de alojamiento para pasar unas vacaciones soñadas en la zona!

    Saludos!
    Matías - Hoteles en Riviera Maya

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