viernes, 28 de enero de 2011

Cuautla. Anenecuilco.

Cuautla, heroica e histórica, es un engambre de gente a las cuatro de la tarde, donde apunto unas lineas. Donde la asaltan sus ferias precarias y su recorrer de pueblo. El Hotel Colonial (Jose Perdiz Nº 18) es algo raro, entre otras de las rarezas de este viaje. Es un edén (con alberca, mesitas y palmeras) en plena terminal, lo que es decir, un edén en pleno lío de Constitución. No lo disfrutamos tanto como a la ciudad, ya que el tiempo apremiaba.
Cuautla fue la ciudad del héroe de la independencia Jose Maria Morelos, que da nombre al Estado. Su "Sentimientos de la Nación" fue el documento expuesto por Morelos en el temprano 1813 en Chilpancingo, y que expone visionariamente una serie de principios, entre ellos que "La América es libre e independiente de toda otra nación". Pero es también la ciudad cercana a Zapata, junto a la más exacta Anenecuilco, su pueblo natal, a escasos 15 minutos de Cuautla, sentido al sur. Artifice principal de la Primera Revolución social moderna del mundo, allá en 1910, junto a Doroteo Arango, conocido como "Pancho Villa".
En Anenecuilco visitamos la casa natal de "Miliano", como le decían los campesinos por considerarlo "uno de ellos", tras tomarnos una buseta de trayecto de fincas agrícolas y montañas en la lejanía. Esta es una zona bastante pobre del pais, que asi se refuerza al visitante, pero hermosa de gente amplia, amable, aunque poco habladora. Nos advirtieron de la inseguridad de aquí, pero realmente no la sentimos. Debe ser porque Zapata nos hizo verla de noche y no de mañana, como todo en la vida, cual levantarse de los amores. Incluso el antro de ayer cerca de las doce de la noche cuando llegamos y terminal, donde comimos unos tacos espantosos y unas cervezas con lo peor del pueblo, nos pareció acorde.

¿Que hace el Gran Insurgente para que te veamos heroica antes que complicada, liviana antes que fea, histórica a triste actualidad? ¿Que vientos recorren estas tierras de río ayala para descubrirte simple, humano, recto, como tus mejores hijos y tus pinceladas de actualidad? Si fuera por mi, esta ciudad viviría mas del Emiliano de los pobres, que de este presente insulso a veces, de mercado callejero y ajado, lejano a veces a su sumejanza e inmensidad. Deberá ser parte de una realidad que se (re)escribe con él, pienso, con nuevas injusticias y solidaridades, con nuevas dignidades y libertades de tierra. En el Panteón Municipal de Cuautla, donde descansa tu cuerpo, se leen partes de su Carta a Gildardo Magaña de 1911.

"A Emiliano Zapata no se le compra con oro. A los compañeros que están presos, víctimas de la ingratitud de Madero, dígales que no tengan cuidado, que todavía aquí hay hombres que tienen vergüenza y que no pierdo la esperanza de ir a ponerlos en libertad (...) Yo, como no soy político, no entiendo de esos triunfos a medias; de esos triunfos en que los derrotados son los que ganan; de esos triunfos en que, como en mi caso, se me ofrece, se me exige, dizque después de triunfante la revolución, salga no sólo de mi Estado, sino también de mi Patria.... Yo estoy resuelto a luchar contra todo y contra todos sin más baluarte que la confianza, el cariño y el apoyo de mi pueblo".

En la Casa Natal y Museo de Emiliano un guia macanudisimo nos abrió un sector cerrado al publico (eramos los únicos visitantes en ciudad alejada de extranjeros) y nos contó anecdotas increíbles, que me confirmaron tu aura mas humana, y por ende, mas grande.
La ciudad natal de Anenecuilco parece sin prisa, como descuajada de otros tiempos, con tu plaza que tiene otra esfinge del insurgente grande. A Cuautla la pensé mas pequeña, por es ciudad, además de heroica, de luna mayor. Pintadas ambas de un constante amarillo, a pesar de otros colores rojizos y azulados, a veces mas vivo, a veces apenas amarillo.
Ya va cayendo la tarde y la noche gana espacio cuando recorro tu vieja estación de tren, cuando me prendo a hablar de Emiliano con el dueño de una de las pocas librerías de la ciudad - que lamenta tanto tu falta de titulos que te conmemoren -, cuando me tomo un café para despertar en la Calle Defensa del Agua, esa que da a tu parque central. Tratando de adivinar que dicen tus viejos con sombrero, esos que parecen tener la sabiduría de siglos en sus ojos negros y en su piel curtida, morena, (des)camisada de guayaberas rotas.
Ya nos fuimos de la tierra libertaria y ya te extraño, cual amigos, por siempre. Oaxaca nos recibió con las luces de la mañana, en viaje incomodisimo de 7 horas por caminos empinados y oscuros. Pero no me olvido de las tierras cercanas al Rio Ayala, donde nacio parte de la Revolución Mexicana, hace poquito más de 100 años.
Al valiente de los pobres, villa de ayala te llora, con tu caballo eterno, marchando las haciendas de Morelos, para siempre, para mis recuerdos incontables de hoy. De este Valle de Cuautla. De Don Emiliano. El Gran Insurgente.

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