jueves, 15 de marzo de 2012

Amor a Roma

Fueron largas 24 horas de vuelo. Fueron contundentes, pero valieron la pena. Lisboa me permitio volver a sentir su magia por 7 horas, con la escala sorpresiva que hizo la Aerolinea Tap Portugal. Caricia y tiempo atras, tarde menos pensada en ese vendabal de perfumes esquisitos, de cafes escasos con Pessoa y de Sagres liviana en Restauradores. Plumazo por Alfama y fado, por funicular y el Barrio Alto, por Praça del Comercio y Tajo azulino. Viendome cerca, la tarde fue bajando, subiendo, arremolinando este sentir como la primera vez de grandes amores y 2001, exacta como el recuerdo que tenia de tus veredas blancas y pretas, exhautas de tus poetas. Me prometi volver y pasear con tu tiempo quieto, magico, de fado lisboeta. Otra vez, ciudad luz, fuiste amiga de siempre y todavia. Gracias.

Como todas las cosas, la ley de la vida hace compensar gratos momentos con complicaciones grandes. Llegando a Fiumicino (Leonardo Da Vinci) cerca de medianoche, consiguiendo buses que me dejaron en Termini (Estacion de Trenes) y debiendo tomar un bus hasta las afueras del barrio de Eur. Eur es un relativo moderno barrio que creo Mussolini previo a la posguerra, en el sur de la urbe Romana, donde nuestra ya amiga Via Cristofaro Colombo nos recibio como amigos pese a la caminata imensa y con la carga.
El primer dia solo hubo tiempo de conocer una barraca que se ubica al lado del Hotel, contigua igual que el Centro Comercial Euroma, entre unas Peroni (cerveza), patatinas fritas y salciccias. La noche se hizo madrugada larga, por lo que el mediodia del primer dia nos dispusimos a conocer esta ciudad de tiempo y soles fuertes cual sus empedrados eternos. El Colosseo (Coliseo) se aparece de repetente, a la salida de la Estacion del metro del mismo nombre, magestuoso, impresionante de tamano y conservacion. En la Via Dei Fori Imperiali degustamos unas frutas que la tarde cercana al Foro y al Arco de Constantino - que conmemora la victoria de Constantino sobre Majensio en 312 - nos dejaron apreciar. Al otro dia el Palatino y el Foro Romano por dentro, la Piazza del Campidoglio y sus Museos Capitolinos, previo cafe encantador de vista en sus terrazas, previo perdernos a partir de la Cortonata de Miguel Angel sobre estas colinas que fundaron Roma.
Dias imperiales, caminatas inmensas, a cada paso, a cada piazza y callejuela, esta ciudad te enamora, con su granito, con su finitud, como los grandes amores, en un segundo. Trayendo ese gastado trajin del calor y el recorrer, Roma es inacabada majestuosidad, bagando por las alturas del tiempo, de vuelos enrezagados de urbe vieja y atrapante magia. El "SPQR" con que se graban todos sus monumentos, el "Senatus Populusque Romanus" (El Senado y el Pueblo de Roma), aunque "los muchos", los plebeyos (definicion tan actual por otro lado), fueran obteniendo paulatinamente derechos luego de varios siglos, hace cautivar un mundo que todavia parece respirarte en la nuca, descubriendo, aprendiendo, o dudando, que es lo mismo que educarse.
Por la noche el Tebere nos reunio en sus sombras, en el paseo de su bajo, en su Puente Sisto, Piazza Trilussa y caminata de bares. Trastebere ("detras del Tiber") nos encontro la primer noche en su Piazza Santa Maria, cercana a la que deguste los Spaghetti al pesto mas exquisitos de mi vida, al Antico Cafe del Morro que tenia una graciosa pintura de unos italianos convidando Fernet Branca a las aborigenes de sus invasiones africanas. Luego compramos un megafono a un marroqui que bajo su precio hasta la nada, y la noche capitalina con Moretis, Nostra Azurras y Peronis se hizo risa eterna, hasta el dia de hoy.
Despues mil cosas, imperceptibles, incontables: Fontana di Trevi, Campo di Fiori, Piazza Venezzia, Piazza Spagna, el mundo del derecho y del reves, de manana y caida de tarde, de mapas e instintos, de este amor que ya siento por la ciudad. En tu cielo amoroso, romano, saque las cuentas de mi vida, y salde los lunes por venir. Falta relatar toda la visita vaticana y mayor, pero la cuenta se pagara junto a esta Toscana que apenas me deja escribir en su tiempo detenida e imposible.
Termino con el cansancio a cuestas, curandome las heridas con albahaca, alzando vuelo de tu regazzo y pagando las cuentas del deseo, como arremolinados a tus callejuelas que se pierden en la historia. Comienzo de mi tiempo en estas tierras azurras, en esta nazione corta y familia grande, como un fratello de todo, como un espejo de mi alma que trae consigo a Roma. Amor y Roma, descansa tu horda, milenaria escuela de lo sublime del mundo. Arrivederche ciudad amicie, despidiendome con mi vieja canzonetta preferida (aunque napolitana) que me atrapa en su vaiven.

Sul maré luccica
l’astro d’argento
Plácida è l’onda,
prospero è il vento
Venite all’agile barchetta mia...
Santa Lucia. Santa Lucia
Venite all’agile barchetta mia...

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