jueves, 26 de enero de 2012

Rio de Janeiro. Mata atlántica.

La tarde cae en la Rua de Barao da Torre del barrio de Ipanema. Suena alguien que resulta ser Jorge Aragao, ruiseñor, sambista, abrazado. La brisa del mediodía quedo atrás, en esta Rio eterna por descubrir, ruidosa armonía de playa y letras de mar. Limão, coco, garota, camarões com sal, sol, gelado, tiempo que no pasa, cielo que hunde morro y belleza. Retornamos ayer tarde, a eso de la una de la mañana a la Pousada Bonita, cuya particularidad es haber sido morada de infancia del gran compositor brasileño Antonio Carlos Jobim. Venimos de una semana increíble de la calma y roca de Paraty, histórica ciudad de sangre morena, con sabor a pescado y esquina de acordeon. Las playas de Trindade, cuarenta minutos al sur de Paraty, nos vieron llegar también, con gotas de lluvia y señales de calma, de hogar de horas de sol.

Lo de Isla Grande (Ilha Grande) nos precede a hoy y ya se extraña la calidez de Cristina, dueña de la Pousada Vangas o Antonio de Moralez, nunca supimos realmente, si el primero o el de su abuelo, cual la calle que lleva el nombre de él, uno de los fundadores de la pequeña Abraão. Cristina y su acento catalán es de esas personas que uno se lleva en la retina para siempre. Simple. Amena. Néctar de vida. Contagiosa amorosidad, abracadabra de la lluvia y los "tal vez". Nos hizo conocer a otro grupo de amigos brasileños, Rodrigo y Leonardo, del Flu y del Fla, con sus respectivas novias, que nos brindaron una noche de risas e ilustración de cultura brasileña.

miércoles, 18 de enero de 2012

Soneto do amor total

Del gran Vinicius de Moraes 

 


Amo-te tanto, meu amor... não cante
O humano coração com mais verdade...
Amo-te como amigo e como amante
Numa sempre diversa realidade

Amo-te afim, de um calmo amor prestante,
E te amo além, presente na saudade.
Amo-te, enfim, com grande liberdade
Dentro da eternidade e a cada instante.

Amo-te como um bicho, simplesmente,
De um amor sem mistério e sem virtude
Com um desejo maciço e permanente.

E de te amar assim muito e amiúde,
É que um dia em teu corpo de repente
Hei de morrer de amar mais do que pude.
 
Rio de Janeiro, 1951.